martes, 22 de mayo de 2012

Secretos y recursos de la creatividad – De la frase al relato – Parte 1


De la frase al relato

Una palabra desencadena otras. Además las palabras se unen, se asocian, se enlazan entre sí dando lugar a la frase. Son piezas de un rompecabezas o fragmentos de un caleidoscopio. Es decir, unas buscan a otras para conformar un puzzle, o al revés, se fragmentan en variadas configuraciones. De la organización de las palabras en la frase y de la relación entre los párrafos depende la eficacia, la potencia y la irradiación que emite una novela o un cuento. Pero no cualquier frase pone en marcha un texto y, menos aun, lo hace avanzar. Para que despierte la imaginación del lector son necesarias una serie de condiciones.


La elección de la frase

El lugar que ocupa en el texto condiciona la frase. Especialmente, la frase inicial conviene que sea misteriosa: si es ambigua o si parece absurda despierta curiosidad. No es igual comenzar un texto con:

“Esa mañana hacía frío, lloviznaba y la gente salía con paraguas”.

Que con:

“Le quedaba una botella de vino y dos embutidos. No encontraba agua a su alrededor”.

En el primer caso, la situación es de lo más corriente y no genera interés.
En el segundo, se le abren expectativas al lector: “¿A quién le pasaba eso?” “¿Dónde estaba?”.
Provocar la curiosidad es una condición necesaria al iniciar un cuento. Se consigue cuando:

1. Se conocen unos datos

2. y se desconocen otros

Conocer unos datos y desconocer otros da lugar a la conjetura. La conjetura hace avanzar el texto.
La segunda posibilidad, a través del absurdo, puede observarse en ejemplos tales como:

3. Se encontró con un fifiriche.
(Fifiriche es una palabra inventada; la idea es incluirla sin mencionar la explicación que el autor del texto le ha otorgado al inventarla.)

4. Cuando abría la boca lanzaba un chorro de agua turbia.
(Es una acción imposible en la vida diaria.)



La sugerencia:
Cerciorarse de que la frase de inicio no se extienda en descripciones o explicaciones que anulan el deseo de seguir leyendo.



Desmontar relatos

Un método productivo a la hora de escribir es recoger palabras de diferentes sitios y con ellas empezar un texto. Una de las variantes posibles es desmontar totalmente un relato de cualquier autor, desorganizar las palabras que lo componen y escribir un texto propio.


La sugerencia:
Desarmar todo tipo de textos, incluidos los eminentemente técnicos, como las instrucciones del uso de un aparato o el prospecto de un medicamento.



“El lenguaje es la casa del ser”
                                           Martin Heidegger

“El lenguaje es la caza del ser”
                                           Carlos Astrada




Desmontar y organizar

Cielo____ lejos ___ seguir __ día ______ el __ otro ______ el _____ nos __ infinito ___________ otro _____ en _______________________________________  y ____________ dónde ____________ todasnola _________________ letrerosla sabe _______ en _____ no _____ que _____________ cielo ______ Para ______ contó _____ tan _________________________________________________ mar ____ nos ___________ por _____ capitán __________ confundirse _______ equivocó ______________ lugar _______________________ hay __ abajo ____ Mediterráneo ___ el ___ la ___ como ___ por ____________________________ barco _________ dónde __ el ___ y __________ sabe _ mente _______________ ha __________ modo _________ de _________ barcos _________ aun __ por __ está _______ de ______ y ________ es __________ lo ___________ en ______ el ____ indican ______ azul __ uno _________ costa _______ no _ un _________ partes ________________ cuál _____________ qué _____________ el ______ que _______ de _________________________________________________ embarcamos el __________ los _____________ cielos _______ regresado ______  mar _________ uno _________ y __________ bella ________ y ______ arriba _ donde ________ de ______ no ________________ ir _____ se _____ cual ____ Es emprendió _______________ puede _______________ es ______ más _____


El texto originario:
Equivocación
Nos embarcamos en el Mediterráneo. Es tan bellamente azul que uno no sabe cuál es el cielo y cuál el mar, por lo que en todas partes de la costa y de los barcos hay letreros que indican dónde es arriba y dónde abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir más lejos, el otro día, nos contó el capitán, un barco se equivocó, y en lugar de seguir por el mar la emprendió por el cielo; y como el cielo es infinito no ha regresado aún y nadie sabe dónde está.
KAREL CAPEK


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