jueves, 23 de febrero de 2012

Secretos y recursos de la creatividad – Claves del proceso creativo – Parte 2 de 5





Etapas del proceso creativo

El proceso creativo pasa por cuatro etapas principales. Conectar con nuestro mundo interno significa respetarlas.

1.   Preparación
      Juntar datos. Liberar imágenes. Visualizar

2.   Incubación
“Tengo varios temas dándome vueltas en la cabeza”, es una frase que suelen expresar los escritores.
Llegados a este punto, podemos dejar reposar la mente. Esperar. El tema más fuerte será el que asome después del período de incubación.
Otros prefieren ir apuntando a medida que surgen puntas. También es una opción.

3.   Descubrimiento
Surge la chispa, la iluminación. Se relacionan aspectos hasta ese momento aislados. Aparece la punta del hilo. Tirando de él tendremos el texto literario.

4.   Escritura
      Se organiza y desarrolla el material existente.

Nota: la etapa de corrección o reescritura es posterior. Corresponde a cómo se escribe.

Saber cómo escribimos nos conduce a detenernos antes de iniciar un texto para encontrar la mirada singular.

Saber cómo se escribe nos conduce a detenernos para elegir entre diferentes variantes.



No hay que ser un elegido para lanzarse a escribir

Todos podemos escribir sin experiencia previa y sin límites de edad. Sin embargo, el público en general sigue pensando en el autor en términos románticos, como depositario de una virtud especial por la cual lo visitan las musas. Dicho autor así considerado no es “cualquiera”. Esta creencia frena a muchos que sienten el placer de hilar palabras, pero se intimidan como si fuera un atrevimiento.
El lenguaje es un hecho social, propiedad común de todos los hablantes; con esta convicción hay que enfrentarse a la escritura. La única condición para zambullirse en el papel es hacerlo a menudo, sin que interfiera la idea que un escritor es un elegido del destino.

La sugerencia:
Imitar una página de un escritor consagrado y comprobar el ensamblaje de las palabras.


Como dijo Ray Bradbury “La esencia de la creatividad es la esencia del hombre”



No depender de la “inspiración”

La invocación a la musa, el soplo divino, es una condición que se les otorga a unos pocos. He aquí la trampa. Lo que suele titularse inspiración, ese súbito ramalazo que nos ataca, no es un ramalazo. Se mire por donde se mire, es aquello que durante más o menos tiempo rondábamos. Así, vamos acumulando fragmentos y lega un momento en que asoma una punta del puzzle. A ese instante se lo llama inspiración, pero la idea ha estado trabajando en la mente. Henry Miller dice que la mayor parte de la creación literaria se hace mientras uno pasea, conversa con alguien, juega. La mente trabaja sin parar y el escritor tiene antenas especiales, entonces la “iluminación” es una consecuencia normal y no una excepción.
Al contrario, es mismo acto de escribir puede contribuir a la inspiración.


La sugerencia:
Ir en busca de la inspiración cargados de energía y con las herramientas necesarias.


Nota personal: las “antenas especiales” que se dice más arriba que tiene el escritor no son, de nuevo, un don del destino, sino producto de un entrenamiento para abrir la mente, para mirar y escuchar, sentir las cosas de un modo especial, más detallista, que alguien que quiera escribir debería hacer siempre y que cualquier persona puede entrenar.


Descargar

La inspiración se asocia con chispa. Chispa es la descarga luminosa entre dos cuerpos cargados con muy diferente potencial eléctrico. Es la partícula encendida que salta de la lumbre. Ambas definiciones que da el diccionario son indicativas de lo que ocurre en el llamado instante de la inspiración. Veamos la primera:

- Descarga luminosa entre dos cuerpos: los dos cuerpos serían el yo y el mundo, cuyo encuentro es el generador de la inspiración


La inspiración de Tenessee Williams

(Foto de Vivien Leigh en la versión cinematográfica de “Un tranvía llamado deseo”)

Cada escritor es un compendio de fantasmas. Superar el miedo al papel en blanco es un reto que periódicamente le surge. Veamos cómo lo dice:

“El proceso por e que se me presenta la idea para una obra ha sido algo que nunca he podido concretar. Una obra parece simplemente materializarse, se va definiendo más y más, como una aparición. Al principio es muy imprecisa, como en el caso de Un tranvía llamado deseo, que fue posterior a La casa de fieras. Tenía simplemente la idea de una mujer en los últimos años de su juventud. Estaba sentada sola en una silla junto a una ventana con la luz de la luna derramándose en una cara desolada, y el hombre con quien iba a casarse le había dado plantón.
Creo que estaba pensando en mi hermana porque estaba locamente enamorada de un joven en la International Shoe Company que le hacía la corte. Era muy guapo, y ella estaba profundamente enamorada de él. Cuando sonaba el teléfono casi se desmayaba. Creía que era él que la llamaba para quedar con ella ¿sabe? Se veían casi todas las noches y, después, simplemente dejó de llamar. Fue entonces cuando Rose empezó a sufrir desequilibrios mentales. De esa visión surgió Un tranvía llamado deseo. En aquel entonces llamé a la obra “La silla de Blanche a la luz de la luna”, que era un mal título. Pero fue a partir de aquella imagen, sabe, de una mujer sentada junto a una ventana, como surgió Un tranvía llamado deseo



El proceso creativo no empieza en ese momento, sino mucho antes.
Algunos escritores han comentado que las palabras les venían como si alguien se las dictara y así escribieron pasajes tumultuosos. Sin embargo, el tumulto nace también del acto de escribir.


La sugerencia:
Provocar las ideas observando lo que ocurre a nuestro alrededor, estemos donde estemos, será una manera de que se produzca la chispa de la inspiración.

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